la mañana en la que estuve a punto de no huir
te desperté
queriendo que tú
no fueras cualquier otra.
tu respiración había pasado de ajena a propia,
tus sábanas ya no me daban agorafobia
y hasta tu cama me parecía cómoda.
la mañana en la que estuve a punto de no seguir huyendo
había olvidado
por un momento
lo fácil que resulta
convertirte en recuerdo.
Me ha gustado 🙂
Un saludo desde Ecuador.
Me gustaMe gusta