Tu órbita lunática.

luna

Tengo que despedirme de ti, y no porque quiera o deba o siquiera esté mínimamente de acuerdo conmigo mismo, sino porque si no lo hago el que acabará por despedirse seré yo, por inepto, por inútil, porque irme a ti es viajar sin más equipaje que mi mente demente, y bastante tengo con aguantarla yo como para que encima tengas que hacerlo tú por mí. Y si a ello le sumamos tus ganas de vivir en la curva, apaga y quedémonos.

Que sí, que ya lo sé, que ahora ya no eres más que una de mis historias hecha texto, letra a letra, tal y como te dije que acabarías siendo, pero qué quieres, si cada vez que escribo tarde lo rimo con cobarde y tú le coses los títulos a mis cuentos de nadas.

Creo que jamás estaré seguro de haberte dejado ir, que el continente irá cambiando, sí, pero será el contenido lo que me abofetee a base de realidades, que nada será tan cierto y tan verdad como lo que nunca empezamos, que nuestro verano me durará hasta que el aire sea fresco y las hojas ya caigan y que cada ola de la mar me devolverá el brillo de todas las estrellas fugaces que no vi al perderme en tu órbita lunática.

¿Sabes esas relaciones en las que todo va bien, nadie discute, todo son risas, puestas de sol y paseos por la playa, yendo de aquí para allá, pero uno de los dos piensa no eres tú? Bien, pues contigo me pasa todo lo contrario. Desde nuestro caos, sé que tú eres la única capaz de hacerme romper el tiempo en mil pedazos para no querer arreglarlo jamás.

No me leas con esa cara, va. Ya te lo dije: tengo que aprender a conformarme, que supongo que es lo más cercano a eso que llaman felicidad, y callarme los te imaginas para susurrarme entre dientes un esto ya sirve.

Ah, una última cosa: no pierdas nunca esa sonrisa, me gusta cómo lo haces, casi sin querer, como si se te cayera de la boca y la dejaras ahí, a la vista, mientras yo me siento víctima y culpable de su existencia al repasarla con los dedos, como si éstos fueran capaces de dibujarte la felicidad en la cara, centímetro a centímetro. Y sí, este tanto me lo apunto yo, porque no hay nada más eterno que haber sido el primero en hacerte sonreír, porque lo fui entonces y lo sigo siendo ahora.


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3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Anónimo dice:

    desde el otro lado del continente en el mismo momento hay alguien que piensa lo mismo que tú

    El contenido

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  2. Anónimo. dice:

    Quizás algún día, esa felicidad puedas crearla sin tener que usar tus dedos para dibujar sonrisas. La tuya debe iluminar almas, y eso, eso no lo supera ni el mejor de los besos. Ánimo.

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