Siguiente mago, por favor.

esto desalienta a cualquiera
-esta vida, quiero decir.

naces y buscas sin saber cómo buscas;
creces y te buscas sin saber qué buscas.
creces más y te encuentras que otros también se buscan.
luego creces un poco más y te encuentras sin saber cómo rodeado de desconocidos.

supongo que esto -eso- es vivir
¿no?
buscar.

buscar y desconocer.

yo qué sé.
tantas palabras y tan poco que decir.

en fin. últimamente no paro de oír:
«eh, tú, qué pasa que ya no escribes.»
«tienes «la página» olvidada»-eso me lo dijo el ganador a la mejor redacción de 5º de EGB.

Já.

«La página».

¡Oh!, «la página» como concepto sideral. Aural. Boreal. Fractal. Olvidémonos de «la página», de su (co)existencia en este amplio ecosistema de blogs y blogs que jamás, nadie, nunca llegará a darle la crucial, relativa y subestimada importancia que sus dueños les dan.

Dejémosla flotar parsimoniosamente en este mar de escritores-náufragos-a-la-deriva que nunca llegaremos a tener la afortunada posibilidad de morir de hambre por prostituir/subastar nuestro intelecto a la editorial mejor (im)postora*.

(*ahí va mi última oportunidad, si alguna vez la hubo, de publicar algo que cambiara el mundo)

sin embargo, la mejor frase-advertencia que ha llegado a mis oídos ha sido «has perdido tu magia»

Amigo: ¿magia?

Ahora que nadie nos lee, te voy a contar algo:

escribo mi vieja mierda monocromo desde un teclado roto porque mi vida de post-estudiante-pre-parado* no da para más. Sí, así es: se abre el telón y resulta que la chistera estaba llena de conejos aplastados.

«Siguiente mago, por favor».