Tú no sabes amar, sabes a tierra, a campo seco; a rama y arena.
El amor de tu vida (?).
Espera, un momento. ¿El amor de tu vida? ¿Así, en singular? ¿En serio? De todas las relaciones que has tenido, ¿solo vas a quedarte con una? Tras tantos años regalando tu tiempo a otras personas, ¿solo te sirven las últimas horas de tu vida? Después de tantas risas, vivencias, ilusiones, peleas, viajes, lágrimas, polvos y despertares, ¿en serio…
Flashes – Camino.
suben al coche en silencio después de haberse gritado durante horas palabras mudas de sentido y sentimiento.
La noche en la que me abandonó
la noche en la que me abandonó y le grité hasta quedarme afónico: «muy bien, vete, pero llévate tus cosas que no las quiero para nada.
Porque ya sé qué queréis.
Porque ya sé que queréis. sí, lo sé: queréis que fracase, que sea uno más que me olvide de destacar y me vuelva insignificante. queréis que deje de hacerlo para que empiece a intentarlo.
Esencialmente ausente.
Al final, el tiempo y el olvido nos convierten a todos en un recuerdo, un concepto, una idea. Ten clara una cosa: tú escoges lo que haces, pero lo que eres viene de serie. Así que trabaja tu presencia, que tu ausencia la valorarán otros.
Poema – La mañana en la que estuve a punto de no huir.
la mañana en la que estuve a punto de no huir te desperté queriendo que tú no fueras cualquier otra.
Poesía – Mi fantasma favorito.
Mi fantasma favorito nunca creyó en historias de miedo donde el protagonista era yo; ni necesitó más luz para llegar al final del pasillo. A mi fantasma favorito, tan difícil de asustar, lo enterré lo mejor que pude y yo mismo le di por muerto.
Poesía – Nosotros.
Qué fácilmente explicables somos al leernos identificados.
Flashes – Papel.
Me senté en el sillón y la luz del sol empezó a hacerse un sitio en mi casa. La mañana era fresca y la ciudad volvía a latir. Miré mi reloj. Eran las 8 y media de la mañana de un 20 de septiembre de 1967. Metí mi mano en el bolsillo y saqué el…
1968 – Olvido.
Desde nuestro primer encuentro en la fiesta de Gracia-Santiago, Olvido y yo habíamos compartido mucho tiempo juntos. Solíamos emborracharnos en mi apartamento escuchando la radio y contando viejas historias. Nunca había pasado nada entre nosotros, ni siquiera me lo había planteado. Un día, algo más bebidos de lo normal, nos acostamos en mi cama y hablamos…
Entre tú y yo.
Entre tú y yo. Ya sabes que tiendo a olvidar todo lo que pueda utilizar en mi contra, pero justo ahora estaba recordando algo que me había jurado olvidar. Me he dado cuenta de lo equivocado que estaba cuando tracé aquella línea entre tú y yo. Todos estos meses diciéndote que no teníamos límites…